DR. LUIS GÓMEZ VELÁSQUEZ , T.S. LAURA VEGA RIVERA, L.E.O. VICTOR MANUEL ROSALES FRANCO, DRA. ROSAURA PACHECO ROSAS PSIC. RAUL ALATORRE MADRID.
De todos los procesos biológicos que constituyen la vida del hombre, sólo hay uno común a todos sin excepción, que es la muerte, tan universal y tan inexorable que, paradójicamente sin ella no habría vida.
Para los que pertenecemos al equipo de salud, en especial para el médico, desde estudiantes se nos ha enseñado que el objetivo de la medicina es salvar la vida del paciente y que esta sea de la mejor calidad posible, por lo que la muerte representa un fracaso en nuestra actividad profesional. La muerte, de acuerdo Kastembaum y Aisenberg (1972), puede conceptualizarse en las siguientes formas: Impersonalmente: se refiere al distanciamiento emocional con que recibimos la noticia del fallecimiento de seres lejanos en el tiempo y espacio, como por ejemplo al enterarnos de la muerte que afecto a las personas que sufrieron la tragedia de las torres gemelas.
Interpersonalmente: que tiene que ver con el deceso de un ser cercano, a quien conocemos o queremos. que es la confrontación individual de nuestra propia muerte. Todo ser humano descree de su muerte, rechaza la idea. Una forma de no pensar en la muerte es, por un lado negarla; por otro, alegrarse de que el muerto no sea uno. En nuestro inconsciente somos inmortales, ya que consideramos a la muerte como algo improbable que ocurra en nosotros mismos.
Pero en el momento de la muerte no hay diferencia entre un dignatario, ante un simple mortal, ella afectara por igual a cualquier ser humano. La muerte siempre va asociada a un acto de maldad, y en todas las culturas hay diversos rituales para alejarla, incluso hoy en día persiste este miedo a la muerte, aunque no nos guste admitirlo.
Para el médico de la antigüedad, la muerte era…
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